martes, 27 de enero de 2009

¿Por que llora Bartolina Sisa?

“Tener esclavos no es nada; lo que es intolerable es tener esclavos llamándoles ciudadanos.” Diderot.-

Dos Bolivias, antagónicas y disímiles, coexisten sobre el altiplano, la puna y los llanos: la una, apoltronada, castiza, frívola y servil, nicho de partidos políticos tradicionales, promotora de corrupción, cuartelazos, guerras fabuladas, masacres y narcotráfico; la otra, musa de Tupac Katari y Ernesto Guevara, aguerrida protagonista de continuas e inmemorables jornadas de lucha popular, épica, aunque ultrajada, campesina, minera y, sobre todo, indígena.

Ambas se relacionan en términos de confrontación y dependencia desde los tiempos de una colonización que se muestra inconclusa, repleta de heridas abiertas.

De las dos, la primera exhibe un grado de desarrollo considerablemente mayor, que aumenta en la medida en que se apoya en la infinidad de recursos que la segunda ofrece, por acción o coacción, para la explotación de si misma. Lo único que, hasta hoy, ha cambiado “es el destino hacia donde marchan las riquezas, y la nacionalidad de los que se hacen millonarios a sus expensas. Desde que comenzó la explotación de las minas de plata en Potosí, hasta lo que está sucediendo con el gas, los bolivianos han visto como las materias primas salían de su país, quedándose en el tan solo –analfabetismo- enfermedades y miseria” [1]

El fracaso de las clases dominantes en la campaña del Chaco (1932-1935) aporta algunos de los elementos que condujeron al desgaste del sistema y a la posterior Revolución de 1952. Luego de una crudelísima resistencia oficial, los sectores que lograron derrocar al régimen del Gral. Hugo Ballivián, instalaron en su lugar al gobierno legítimamente electo en los comicios del año anterior (1951)

Paz Estenssoro estaba obligado a satisfacer las necesidades fundamentales de los instrumentos de la revuelta. Aquellos que, tras batirse, le acomodaron en La Paz: obreros y campesinos.

El nuevo gobierno dispuso la inmediata nacionalización de las minas, el reconocimiento de las tomas de tierra, la disolución de los latifundios y la implementación del sufragio universal. Medidas todas que, al ser impulsadas por un partido netamente burgués, “desvínculaban” a la oligarquía del control del aparato estatal.

El país autóctono asistió entusiasmado al despliegue de esta nueva correlación de fuerzas. Sin embargo, el MNR y sus miembros quedaron, con el tiempo, convertidos en una flamante casta, tan excluyente como la anterior, que abrazó la reacción y se propuso una leonina privatización de los bienes, los recursos y el territorio.

La mezquina actitud de las “nuevas” élites provocó la intervención de los militares, dando inicio a uno de los periodos (1964-1982) mas oscuros y siniestros de la historia boliviana contemporánea. Desde entonces permanecen aplazadas las conquistas alcanzadas por un pueblo que nunca se ha resignado y que a fuerza de dolor, persistencia, razón y sangre se sigue manteniendo en pie de lucha.

De nuevo en el poder (1985) Paz Estenssoro decide atacar la inflación recurriendo a un conflictivo paquete de medidas económicas sugeridas por el FMI. Es así como la ironía consigue lo impensable: que el mismo autor de las reformas de 1952 ordenara, luego de treinta años, su irrevocable desmantelamiento.

Solo Bolivia, país poblado de curiosidades, se pudo dar el lujo de elegir por vía democrática, en 1997, al ex general, golpista y dictador Hugo Banzer Suárez. Su administración, como las que le antecedieron, se mostró genuflexa ante los intereses espurios que a diario intervienen en detrimento del pueblo y su progreso. De ahí que en el año 2000 tuviera que enfrentar un levantamiento popular en Cochabamba, cuya población se oponía al intento de privatizar la distribución del agua.

Las elecciones presidenciales de Junio del 2003 derivan en la designación del candidato del MNR, Gonzalo Sánchez de Lozada, investido por el parlamento luego de obtener un minúsculo porcentaje (22%) del total de votos válidos emitidos.

Proclamado con el apoyo de cuantos veían con aprensión el ascenso al poder del movimiento popular, Sánchez de Lozada se constituyo en el ejecutor de turno de la impertérrita dinámica económica que viene siendo impuesta por las clases dominantes desde hace mas de cuatrocientos años: acrecentar sus patrimonios particulares a expensas del interés y la marginación de las mayorías. [2]

Para ello, se sirvió de las políticas neoliberales aplicadas durante su mandato anterior (1993-1997) Y todo, porque existe un esprit de corps que le obligó a contribuir incondicionalmente con el stablishment al que pertenece. Bajo su gestión, los intereses de “la rosca” [3] quedaron aparentemente seguros.

Según cifras oficiales, mas de un 60% de la población boliviana vive en o debajo de la línea de pobreza. El “reciente” [4] descubrimiento de unas inmensas reservas de gas natural, ha despertado en el pueblo la misma esperanza que en su momento desató la explotación desenfrenada de recursos [5] tales como el caucho, el guano, la plata y el estaño.

Solo que, la intención de entregar la extracción, el refinamiento y la comercialización de dicho recurso a un consorcio transnacional que, de antemano, había proyectado exportarlo a través de un puerto chileno, [6] detonó una serie de movilizaciones: cercos, huelgas, marchas y bloqueos de carreteras, que mantuvieron a gran parte del país desabastecido, desconectado, paralizado y sitiado.

Lejos de impulsar el diálogo, el gobierno convocó a las fuerzas armadas y rescató los métodos represivos propios de la dictadura militar. [7] De su lado, el pueblo se radicalizó y, aunque aportó mas de 70 muertos, logró con ello reformular sus objetivos políticos. Al reclamo inicial, que solicitaba dejar sin efecto la concesión del gas [8] y rechazaba la integración al ALCA, se sumaba ahora el de la renuncia del mandatario y la convocatoria a una Asamblea Constituyente.

La desproporcionada y violenta réplica gubernamental resto credibilidad a una postrer propuesta de diálogo. La gobernabilidad, desgarrada por las convulsiones que produjo el “impuestazo” [9] de Febrero (2003) hizo surgir las fricciones dentro del gabinete: Goñi y los demócratas de mercado se vieron en la obligación de transigir y abandonar Palacio Quemado. [10]

La madurez política exhibida por el pueblo, permitió al vicepresidente Carlos Mesa Gisbert instalar nuevo gobierno. Intelectual, escritor y periodista de riguroso linaje criollo, se propuso refundar el estado a través de la Constituyente. Su credibilidad, al igual que la desavenencias que en ocasiones mantuvo con Sánchez de Lozada, le granjearon el apoyo circunstancial de diversos sectores nacionales e internacionales.

Y, aunque los beligerantes no han quedado completamente satisfechos, la tregua conviene a todos por igual. Solo un proyecto de nación a largo plazo permitirá al país elaborar las normas que necesita para combatir la inestabilidad política, desterrando los trastornos sociales y eliminando los ciclos inflacionarios.

El bienestar, general y específico, exige la presencia de instituciones fiables y firmes que estimulen la colaboración cívica del pueblo y la integración desinteresada de todas las fuerzas vivas.

La historia ha demostrado, en repetidas ocasiones, que los bolivianos son espontáneos y saben movilizar al pueblo. Han dejado en evidencia, nueva vez, a su clase política y al sistema de partidos. Por lo tanto, Mesa debe iniciar un proceso de reformas estructurales, que le permita armonizar las discrepancias que se plantean entre las condiciones de un sector económicamente conservador y a las aspiraciones de otro socialmente revolucionario.

Mientras se logra, Bartolina Sisa [11] sigue llorando ¿Por qué? Porque ve que los flagelos de siempre se siguen propagando, sin distingos ni obstáculos, por toda América Latina.

Santo Domingo, Noviembre 2003. (Continuara)
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[1]Crespo, Juan Ramón “Las venas abiertas de Bolivia” en El Inconformista Digital, 17 de Octubre 2003.
[2]Por conducto de la Ley de Capitalización, de acuerdo con Juan Ramón Crespo, se “ha privatizado y puesto en manos del capital estadounidense y europeo sectores vitales para la economía de cualquier nación como son la explotación de hidrocarburos, el ferrocarril, las telecomunicaciones,… y ahora el gas. Los diferentes gobiernos, y con mas intensidad el actual, presidido por el citado Gonzalo Sánchez, han condicionado el desarrollo de Bolivia y los mecanismos para alcanzarlos a las decisiones que unas cuantas multinacionales adopten para maximizar sus cuentas de resultados. El bienestar de los bolivianos y de las bolivianas no sirven para engrosar los beneficios empresariales, por lo que no es una variable que consideren las empresas propietarias de los mencionados sectores estratégicos. El estado boliviano, que si es el responsable de esa calidad de vida ha sido quien, durante años, demasiados años, les ha traicionado."
[3]Apelativo que recibe, popularmente, la oligarquía boliviana.
[4]Años ha desde que se conocían las dimensiones de las reservas, de hecho, habían quedado comprometidas a través del Acuerdo de Complementación Económica No. 22, suscrito en 1993 entre los gobiernos de Bolivia y Chile.
[5]El desorden y los privilegios que intervienen en el aprovechamiento de aquellos no renovables hace inducir ora la ineptitud, ora el dolo, que tradicionalmente ha caracterizado a la mayoría de los gobernantes bolivianos.
[6]Hay que evaluar el ingrediente chileno, tomándolo en cuenta como obvio causal del movimiento reivindicativo. El afán expansionista del Chile decimonónico y su posterior victoria en la Guerra del Pacifico (1879) son los responsables de provocar una mediterraneidad que los bolivianos se rehúsan aceptar y a la cual atribuyen su precario desarrollo.
[7]El Diario El Deber de Santa Cruz de la Sierra, ya había advertido en su pagina editorial del 16 de Febrero del 2003, lo siguiente: “Muchos años hace que en Bolivia, cansados de los cuartelazos casi siempre sangrientos, de los regímenes surgidos por imperio de las bayonetas y las balas, escogimos los cauces de la democracia que, si no los mejores, son cuando menos los únicos para países como el nuestro que están en busca de sus destinos todavía. Pero a pesar de los tantos años que llevamos siguiendo los cauces de la democracia, no la practicamos aun. Democracia, debemos entenderlo de una buena vez, no es aportar con el sufragio para conformar los equipos de gobernantes. No es democracia pedir el voto en las urnas cada vez que hay una contienda política. Democracia no es concurrir a los registros cívicos cada cuatro o cinco años para conformar los principales poderes del Estado. La democracia, en los hechos, va mucho mas allá. La democracia impone deberes tan fundamentales como los de pedir el voto ciudadano y emitirlo, supuestamente con libertad y por lo tanto al margen de todas las presiones. La democracia pasa, entre tantas otras cosas, por tomar medidas prudentes en el momento de conducir los destinos del pueblo, y por escuchar a ese pueblo, por prestarle la máxima atención cuando exterioriza sus preocupaciones y sus angustias.”
[8]Conviene, claro esta, la exportación del gas refinado, como producto ya terminado. De suerte que los beneficios de la industrialización lleguen a manos de su verdadero propietario: el pueblo boliviano.
[9]La intención de gravar el salario, suscitó un estado de agitación que socavó irremediablemente las frágiles bases del gobierno de turno.
[10]Palacio presidencial de La Paz, bautizado así luego de la rebelión popular que, en 1875, quemo sus muros.
[11]Aymará, esposa de Tupac Katari, nacida a mediados del siglo XVIII. Dirigió, junto a su esposo y a la muerte de este, el sitio de la Paz (1781). Las tropas coloniales, reforzadas desde Buenos Aires, retomaron control de la plaza en el mes de Octubre. Sisa fue ejecutada por los españoles el 5 de Septiembre de 1782.

Datos Generales.-
  • Nombre oficial: Republica de Bolivia.
  • Poblacion: 9,247, 816 habs. (Est. a Julio 2008)
  • Superficie: 1,098,580 Kilometros cuadrados.
  • Limites fronterizos: Al N. Brasil; Al S. Argentina y Paraguay; al E. Brasil; al O. Chile y Peru.
  • Capital: La Paz (Administrativa)/Sucre (Constitucional)
  • Composicion etnica: Quechua 30%, mestizos 30%, aymara 25%, blancos 15%
  • Division politica: 9 Departamentos, a saber: Beni, Chuqisaca, Cochabamba, Oruro, Pando, La Paz, Potosi, Santa Cruz y Tarija)
  • Jefe de estado: Juan Evo Morales Ayma, Presidente.
  • Recursos naturales: Cobre, gas natural, zinc, petroleo, tungsteno, antimonio, plata, hierro, plomo, oro, productos maderables y energia electrica.
  • PIB anual per capita: US$4,400.00 (2007)
*En la imagen, Tupac Katari y Bartolina Sisa (Dibujo extraido de http://katari.org)*

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